Mientras en España se vive una fiebre de plantaciones de olivo, al amparo de los buenos precios del aceite y de la baja rentabilidad de otros cultivos alternativos, desde Marruecos no para de entrar planta de olivo procedente de zonas de producción especialmente sensibles a la infección por Xylella fastidiosa. Este grave riesgo que nuestras autoridades sanitarias sólo pueden controlar de forma rutinaria en las entradas de planta aduaneras no es suficiente dado el gran volumen de plantas importadas, del orden de diez millones de planta en los últimos meses. Los controles sanitarios del país alauí no tienen en cuenta esta situación de peligro dado su volumen de negocio a su favor, mientras en España estamos de brazos cruzados y confiados ante una situación que podría convertirse en catastrófica, algo que ya sucedió respecto al Picudo rojo y la introducción de palmeras en España procedentes del norte de Africa.
